la cigueña de probeta
La provincia de Buenos Aires ofrece la cobertura de los casos de infertilidad
La Cigüeña de Probeta
El 15 % de las parejas en edad reproductiva presentan PROBLEMAS DE ESTERILIDAD. Desde fines de 2010 la provincia de Buenos Aires promulgó la ley1, por la cual las Obras Sociales y Prepagas deben cubrir gran parte de las terapéuticas diseñadas para solucionar tales trastornos. Se espera, que próximamente otras provincias adopten medidas similares y que sea tratado en el Congreso el proyecto de ley que proveerá un marco jurídico a todas estas prácticas.
El nacimiento de Louise Brown en 1978 significo para muchísima gente un camino hacia la esperanza. Los médicos ingleses Steptoe y Edwards habían logrado la fertilización extracorpórea ( in vitro) y luego la transferencia del embrión hacia el útero materno, donde se implantaría generando un embarazo y parto exitoso. Las décadas siguientes fueron signadas por múltiples adelantos: mejora de la estimulación ovárica, congelamiento adecuado de embriones, la posibilidad de inyectar en el óvulo un espermatozoide, el diagnóstico genético preimplantacional, el cultivo a blastocisto y el congelamiento de óvulos son alguno de los hitos mas destacados en esta ruta que parece no tener fin.
Pero ¿qué peso específico tiene la esterilidad en nuestra sociedad? pensemos en este ejemplo sencillo: convoquemos a una reunión a 20 parejas cuyas edades se encuentren entre 20 y 40 años, es muy probable que 3 de estas duplas presenten alguna problemática de infertilidad. Ahora traslademos esta relación a los miles de parejas que en el mundo se encuentran en ese grupo etario. El 30 % de los trastorno reproductivos obedecen a factores masculinos exclusivamente, otro porcentaje similar se debe a razones de índole femenina, otro 30 % a causal mixto (masculinas y femeninas) y el 10 % remanente lo ubicamos en Esterilidad Sin Causa Aparente (ESCA).
No se puede negar que 34 años después del nacimiento de la niña Brown, el avance científico ha sido enorme, pero aun así, cada pareja que debe someterse a un tratamiento de este tipo cuenta con una chance de éxito que no supera el 40 %, como si esto no resultase por si mismo un obstáculo, debemos pensar que muchos de los insumos son importados, y al adicionar el costo de las terapias hormonales, los montos que una pareja debe comprometer terminan siendo una barrera extra para cristalizar el deseo de conformar una familia.
Es sabido que los cambios científicos presentan una velocidad mayor que los que éstos introducen en la sociedad. Por eso, cuando escuchamos alguna actriz o periodista declarar que viajó a los Estados Unidos para alquilar un útero, gran parte de la audiencia se sorprende, incluso, si alguna pareja de nuestro entorno no tiene descendencia, quizás escuchemos el lapidario comentario dirigido a ellos: che ¿para cuando la cigüeña?
Nuestra sociedad no ha internalizado la problemática reproductiva, y aquellos que la padecen, suelen además sufrir presiones extras, tales como la imposibilidad de hablar abiertamente de estos temas y la incomprensión familiar, aunque no debemos menospreciar los aprietes económicos a los que deberán someterse en pos de una probabilidad de éxito declaradamente inferior al 50 %.
En este contexto, seria sumamente auspicioso, que todas las provincias imitaran los pasos seguidos por la Legislatura bonaerense y que a nivel nacional, se debata seriamente el proyecto que otorgue un marco regulatorio, que proteja el derecho de los pacientes, comunidad científica y seres gestados por estas técnicas y no uno que restrinja, impida, imposibilite o cercene los sueños y esperanzas de la comunidad inmersa en ésta problemática. Mientras algunos sectores descosen sus vestiduras por proteger los derechos del niño por nacer, pareciera que se olvidan de aquellos ya nacidos, que revuelven los tachos de basura en pos de una migaja que les prodigue el milagro de la subsistencia. La vida es un milagro y debe ser garantizada, aunque provenga de una probeta y no de la cigüeña.